Los ojos del perro siberiano
Título: los Ojos del Perro Siberiano.
Autor: Antonio Santa Ana.
Año: 1998
Quien haya tenido un hermano o
hermana, seguramente pasó por etapas en las que ambos se jugaban bromas, no se
soportaban, vaya no querían saber uno del otro. Sentían necesidad de privacidad
o protagonismo quizá, y no falta el hermano metiche, entrometido, burlón que
venga a fastidiarnos la existencia. “Los ojos del perro siberiano” de Antonio
Santa Ana, trata de una relación difícil entre dos hermanos. Relación a la cual
hay que agregar los trece años de diferencia entre ambos.
Sin embargo, lo verdaderamente
particular de su relación no es la diferencia de edad, ni que sean dos personas
ajenos uno del otro, el quiz del asunto es que Ezequiel (el hermano mayor),
quien cuenta con 24 años, está enfermo de SIDA. La primera frase del libro es
contundente, Ezequiel está muerto. Entonces, partiendo de esto, la historia
gira en torno a reconstruir el esfuerzo de estos dos desconocidos por entablar
una verdadera hermandad.
“Mira, lo único cierto que sabemos todos de la vida es que nos vamos a morir. Y lo único incierto es el momento. Digamos que al enterarme que lo incierto avanza sobre lo cierto, me propuse no morir hasta poder tocar la Suite No. 1 en Sol mayor de Bach.”
Como argumento secundario están las
diferentes perspectivas desde las cuales los parientes afrontan la enfermedad
del SIDA. Otros son: la discriminación ─tema casi inevitable al abordar esta
enfermedad─, los estigmas a los cuales se enfrenta el enfermo, la relación de
los chicos con sus padres y la importancia de los vínculos sentimentales que
una persona tiene: familia y amigos.
La primera vez que leí el libro,
lloré y lloré. Recuerdo haberlo leído en un día, y haberme sentido identificada
con mi historia personal, con la relación con mi hermano. No porque haya tenido
SIDA o esté muerto ─ninguna de las dos cosas, por fortuna─, sino por lo alejado
de nuestra relación y la diferencia de edades.
En fin, no todos tienen que llorar
al leerlo. Tampoco deben sentirse identificados o amar la historia. Lo que sí
es un hecho, es lo ameno del libro. Cuenta con una narración fluida, separada
por cortos capítulos ─yo lo llamaría episodios de la historia─, es casi como
una crónica muy larga o una novela muy corta. Además, está impregnada de
melancolía. El libro apela a las emociones en todo momento.
Santa Ana escribe literatura para
niños y jóvenes, en ese sentido su libro resulta accesible para todo tipo de público.
“Los ojos del perro siberiano” fue su primera novela, publicada en 1998. La
portada de la edición que poseo, es una fotografía de Sergio Venegas, inspirada
en una parte de la novela. Después de leerlo, amarás la cubierta tenlo por
seguro.
Sea como sea, el punto es
disfrutar de la lectura. Seguramente te encuentras en pleno periodo escolar,
con tarea a todo lo que da o el trabajo
quizá no te deja mucho tiempo para leer. Ésta novela corta, te hará disfrutar
del placer que nos reúne aquí y conocer una maravillosa historia. Término con
una cita del libro, que a lo mejor a muchos les hace sentido y ─por si no los
he terminado de convencer de leerlo─ se les antoja darse un tiempo para “Los ojos del perro siberiano”.
“sospecho que uno se hace lector para completar lo inacabado. Para completarse.”
Travesura realizada:
Marauder Witch.
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